Esta larga senda nos va a permitir una inmersión en ambientes tan contrastados como el arroyo de la Vega, las laderas que dan acceso al páramo o llano, el propio páramo y uno de los barrancos más notables de la zona, el barranco de Valdezarza.

Comenzamos la senda en el Monumento a los Ojos, situado a poco más de 1 km de Ambite por la carretera en dirección a Orusco.

Este original monumento fue diseñado por Federico Díaz Falcón y realizado a mediados del siglo XX.

Muy cerca, en la carretera, se encuentra el Puente de los Once Ojos (finales del siglo XIX), bajo el cual discurre el arroyo de la Vega, que llega inmediatamente a la vega del río Tajuña, desembocando en él. En el Tajuña, a lo lejos, podemos observar el bosque de ribera, dominado aquí por los chopos.

Por el contrario, mirando hacia el norte nos encontramos al pie de la ladera del valle del arroyo de la Vega, cubierta de vegetación, dominando la encina y la coscoja. Aquí es muy frecuente la paloma torcaz, que aprovecha en otoño e invierno el fruto (bellota) de estos dos árboles: en esa época no es raro ver algún bando de más de 100 ejemplares.

En este entorno comenzamos la ruta tomando el camino que discurre por el fondo del valle formado por el arroyo de la Vega, en dirección a Villar del Olmo.

Pronto veremos una de las plantas más frecuentes del arroyo, el junco churrero, una hierba con largos y verdes tallos de sección circular, que realizan la fotosíntesis.

Mientras caminamos es muy frecuente escuchar el canto del ruiseñor bastardo entre la espesura. Aquí también está presente un arbusto muy conocido, la zarza.

Más adelante encontramos algunos campos de almendros a nuestra derecha, y a la izquierda los restos de la Presa del Paredón (de origen controvertido, para algunos es de la época romana, pero otros estudios lo fechan en el siglo XVIII).

En esta zona podemos ver también un tendido eléctrico que está señalizado para que lo vean las aves; se pretende así prevenir choques e incluso la electrocución de las especies más grandes. Aun así, a veces aparecen en la comarca algunas rapaces electrocutadas o muertas por el choque con un tendido.

A nuestra derecha aparece algún cultivo de cereal en los terrenos más llanos.

Un poco más adelante, a nuestra derecha, vemos el Barranco de Valdezarza, en el límite entre Ambite y Villar del Olmo.

Mientras caminamos hacia Villar del Olmo, nuevas especies de aves se harán presentes en nuestra senda: urraca, pico picapinos, estornino negro, triguero, petirrojo, mirlo, curruca cabecinegra, curruca capirotada, carbonero común, herrerillo común, mito, tarabilla común o algún fringílido como el verderón común, verdecillo, jilguero o pinzón vulgar.

En primavera-verano podremos escuchar el canto del cuco, del ruiseñor común e incluso de la tórtola común. También es posible observar aves como: alcaudón común, golondrina común, avión común y vencejo común, además de algún ave rapaz interesante como el aguilucho cenizo. Además, en años de lluvias abundantes, el arroyo se desborda formando pequeñas charcas que dan cobijo a la garza real o al pato azulón; este último puede ser visto también en el propio arroyo.

A su vez, a orillas del arroyo de la Vega encontramos especies vegetales con gran requerimiento de agua: árboles como el chopo, álamo blanco y sauce o arbustos como el majuelo y el rosal silvestre. Es muy frecuente también el carrizo.

En esta zona se descubre también una pequeña represa de ladrillo y hierro que regula el flujo de agua.

En la ladera izquierda, al sur detrás de la carretera, se extiende el Monte del Señor, una joya botánica; aquí dominan la encina y el quejigo (si es otoño éste con la hoja amarilla), y algún pino carrasco.

Más adelante, pasado el Barranco de Valdezarza, se alza Peña Rubia.

Poco a poco nos vamos acercando al pueblo y veremos olmos a nuestra derecha y chopos a la izquierda.

Veremos también dos especies de gorrión: gorrión común y gorrión molinero, además de la tórtola turca.

Entramos en el pueblo y llegamos a la Fuente de San Isidro (siglo XIX); junto a ella se encuentra un árbol notable, catalogado como árbol singular por la Comunidad de Madrid: se trata de un chopo (Populus nigra italica).

Después seguimos hacia la derecha y siempre hacia arriba atravesando una urbanización. Aquí empezamos a ver señales de piedra amarillas que indican las diferentes sendas de Villar del Olmo.

Salimos definitivamente del pueblo y dejamos a nuestra izquierda la senda que sube a Peña Roldán, uno de los lugares más emblemáticos de esta zona.

Seguimos subiendo hacia el páramo (ésta es la parte más dura de nuestra ruta) rodeados de almendros y olivos. Mientras en las zonas de monte dominan la encina y la coscoja, abundan también el romero y el tomillo y, en menor medida, otros arbustos y matas como el aladierno, espino negro, espliego, jara blanca, cornicabra y aulaga. Entre las herbáceas destacamos el esparto, por su uso tradicional en la comarca.

Por fin llegamos al páramo y al Mirador del Monte del Señor (monte que ya vimos más cerca por la mañana), desde el que podremos disfrutar de una amplia vista sobre el pueblo y todo el valle del arroyo de la Vega.Éste es un buen lugar para hacer fotos y reponer fuerzas.

De nuevo encontramos un cruce señalizado y tomamos la vereda de la derecha, hacia Valdezarza. Iniciamos así un recorrido por el páramo o llano, donde se alternan cultivos de cereal con zonas de monte dominadas por la encina, la coscoja y algo de quejigo. También veremos jazmín, torvisco y algunos de los arbustos y matas ya observados en la subida anterior.

Entre las aves más frecuentes veremos paloma torcaz, totovía, cogujada montesina, pinzón vulgar, curruca cabecinegra y, si hay suerte, arrendajo, perdiz roja, buitre negro, buitre leonado o azor. En primavera no será raro escuchar el canto del cuco, la abubilla o el abejaruco.

También es frecuente ver algún corzo o al menos sus huellas, así como las de jabalí, sobre todo en zonas de barro. La presencia del jabalí es muy notoria por las hozaduras en el suelo que hace con la jeta (hocico), buscando bulbos otros alimentos. También detectaremos la presencia del topillo mediterráneo por los montoncitos de tierra característicos, resultantes de su actividad subterránea.

Además, es muy frecuente la presencia de líquenes: son especies muy sensibles a la contaminación atmosférica, por lo que nos indica la ausencia de ese problema. Es especialmente abundante un liquen amarillo en la corteza de los árboles el Xanthoria parietina.

Siguiendo siempre las señales amarillas llegamos finalmente al Mirador del Barranco de Valdezarza.

Desde allí se divisa, de nuevo, al fondo el Monte del Señor (refugio importante de flora y fauna).

El mirador es un buen lugar para descansar e iniciar después el regreso por la misma senda.