Los trabajos de restauración, que se espera que comiencen en las próximas semanas, se centrarán en la zona porticada, la más antigua del camposanto, donde se ubican tres filas de siete nichos, además de dos laterales. El objetivo es que recuperen su estado original, encalados y decorados con pintura azul, por lo que se les someterá a una rigurosa limpieza y a una recuperación con cal hidráulica.
También, se actuará sobre la cubierta porticada, de madera de chopo y pino, cuyo exterior se ha visto afectado por hongos e insectos que se alimentan de madera, rehabilitándose todo el conjunto para implementar una mejor conservación a pesar de que la construcción tiene más de un siglo.
El proyecto plantea también la intervención y limpieza de la rejería existente, así como la aplicación de inhibidores de la corrosión sobre ésta, y la unión mediante resinas de las lápidas fragmentadas.